domingo, 28 de septiembre de 2014

Ritmo de pago de las EPS-S tiene en crisis a la salud del Atlántico

La cartera vencida de las entidades a cargo de la atención de los cerca de 800 mil usuarios del régimen subsidiado en el Departamento es de $93.828 millones


El déficit provocado por el pasivo ritmo de pago de las Empresas Prestadoras de Salud del Régimen Subsidiado, EPS-S, a los hospitales de Barranquilla y el Atlántico mantiene en crisis financiera tanto al sistema de salud distrital como al departamental, pues en conjunto la deuda de dichas instituciones con los entes territoriales supera los $153.675 millones.
El Atlántico tiene hoy una cifra cercana a los 800 mil usuarios afiliados en el régimen subsidiado, 250 mil en el contributivo y una población no asegurada que no está por encima de los 40 mil atlanticenses.
Hasta hace algún tiempo eran 13 EPS las que tenían en sus manos la atención de los afiliados al sistema de salud subsidiado del Atlántico, de las cuales en el último año y medio han desaparecido cuatro vía liquidación –Humanavivir, Selvasalud, Solsalud y Cafaba–, dejando al Departamento con 9 aseguradoras a cargo de la red estatal en los 22 municipios.
En el régimen subsidiado, la entidad que opera la Red Pública Hospitalaria Distrital es la IPS Universitaria de Antioquia, y las cuentas por cobrar a las EPS-S son de $59.847 millones, además de que estas mismas entidades tienen deudas con las IPS públicas del orden departamental, como la ESE Cari de Alta Complejidad.
El artículo noveno de la Resolución 0004480 del 27 de diciembre de 2012 establece que el Sistema General de Seguridad Social en Salud reconoce anualmente a cada EPS el valor de $508.993 por la garantía de la prestación de los servicios contenidos en el Plan Obligatorio de Salud a cada usuario, sin distinción por niveles de complejidad o tecnologías específicas, de acuerdo con la Unidad de Pago por Capitación del Régimen Subsidiado, UPC-S, es decir el valor per cápita de los afiliados.
El más reciente reporte financiero del Fondo de Solidaridad y Garantía del Sistema General de Seguridad en Salud, Fosyga, señala que esta cuenta adscrita al Ministerio de Salud y que es manejada por encargo fiduciario por el Consorcio SAYP 2011, efectuó el giro resultado del proceso liquidación mensual de afiliados de marzo de 2014, en cumplimiento de la Ley 1438 de 2011, entre los cuales figuran EPS-S con cartera vencida en el Atlántico como Caprecom, Mutual Ser y Coosalud.
Según el secretario de Salud del Atlántico, David Peláez, solo estas cuatro EPS-S generaron una deuda hoy cercana a los $28.000 millones, un monto que está pendiente de ser resuelto dentro de la contingencia o el pasivo liquidatorio.
“Esa deuda le está haciendo mucho daño a las IPS públicas y privadas, porque genera un vacío fiscal que día a día se desborda mucho más, porque cuando se atendió a la población, cada hospital invirtió unos recursos importantes”, señaló el funcionario.
El atraso de la llegada de los recursos a los hospitales impide que estos puedan cumplir a tiempo con los compromisos con acreedores, recurso humano y pago de servicios públicos, demoras que deterioran los procesos asistenciales.
De acuerdo con Ulahy Beltrán, asesor en temas de salud de la Contraloría General de la República, en los últimos días los medios han informado cómo la continuidad de la prestación de los servicios de salud a los afiliados tanto del régimen subsidiado como del contributivo en  Barranquilla está amenazada por el no pago de las acreencias por parte de las aseguradoras a los prestadores.
“Es indudable que esta situación pone en riesgo el esfuerzo que ha hecho al Administración Distrital por mejorar la capacidad instalada de la Red Pública Hospitalaria”, sostuvo Beltrán. 
Plan de saneamiento fiscal. Después de casi nueve años, el Atlántico volvió a actualizar su documento de red, que es la carta de ruta de crecimiento en materia de prestación de servicios del Departamento, un requisito para la adopción por parte del Ministerio de Hacienda del Plan de Saneamiento Fiscal y Financiero.
“Dado ese plan de saneamiento aprobado podríamos contar con $25.000 millones de recursos propios, que tenemos en tesorería departamental, junto a unos $30.000 o $35.000 millones que llegarían de otras fuentes nacionales para sanear los grandes pasivos de nuestras instituciones, producto de esas deudas, y ponerlas al día con el pago de sus obligaciones, lo que garantizaría la atención para los usuarios”, dijo el secretario de Salud Departamental, David Peláez.
Las deudas de las EPS-S en liquidación en el Departamento están alrededor del 30% del total de las carteras de esas entidades con el Departamento, y la crisis está sujeta al no pago oportuno a los hospitales.
Responsabilidades. Para Ulahy Beltrán, si se trata de identificar los responsables de esta situación hay que mencionar que desde el nivel nacional ni la vigilancia ni el control sectorial fueron proactivos para evitar que llegara este momento de inviabilidad financiera.
“Aunque la Contraloría General ha generado la labor de control fiscal de los recursos de la salud –con fallos de responsabilidad como el de 1,4 billones en el caso de SaludCoop y procesos que actualmente se adelantan por cerca de 7 billones de pesos a los diferentes actores públicos y privados que intervienen en el sistema–, aún se espera mayor resultado en los ámbitos disciplinario y penal a partir de las entidades que tienen esas competencias. Indiscutiblemente también tienen responsabilidad las directivas de agencias del aseguramiento que han desviado recursos y que de manera injustificada no han pagado a los prestadores las deudas generadas por la atención de sus afiliados”, sostiene Beltrán.
Mesas de trabajo. En cumplimiento a lo estipulado en la Circular 030 del 19 de julio 2012, que establece los procedimientos para el pago de deudas del régimen subsidiado, la Secretaría de Salud del Departamento organiza anualmente cuatro mesas de conciliación, la primera de este año fue el 21 de marzo, en ella participaron todas las EPS y en este caso las IPS públicas, quedando sobre la mesa consolidada una cartera por más de $93.800 millones, en esa reunión hicieron unos acuerdos iniciales de pago cercanos a los $30.000 millones, para en los próximos días darle trámite.
Cartera de las  EPS-S en el Atlántico - Corte 30-12-2013
- Asociación Mutual Barrios Unidos De Quibdó ESS: Total $6.803.067.863
E.S.E Ceminsa - $2.641.887
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $752.855.747
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $34.572.211
E.S.E Centro de Salud de Galapa - $113.490.359
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $3.246.520
E.S.E Hospital de Baranoa - $58.890.209
E.S.E Hospital de Ponedera - $14.632.006
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $56.695.205
E.S.E Hospital de Repelón - $145.470.629
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $10.882.845
E.S.E Hospital Local de Campo de la Cruz - $420.440
E.S.E Hospital Local de Luruaco - $112.331.690
E.S.E Hospital Local de Malambo - $686.214.509
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $1.649.143.783
E.S.E Hospital Municipal de Sabanagrande - $100.392.176
Hospital Dptal. de Sabanalarga - $881.138.202
Hospital Departamental Juan Domínguez Romero Soledad - $198.559.956
Hospital Universitario Cari E.S.E - $1.981.489.489
-Asociación Mutual Ser Empresa Solidaria De Salud Ess: Total $4.813.096.854
E.S.E Ceminsa - $6.090.436
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $469.184.995
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $2.058.980
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $4.227.066
E.S.E Hospital de Baranoa - $109.850
E.S.E Hospital de Candelaria - $40.535.000
E.S.E Hospital de Ponedera - $212.402.092
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $1.365.083
E.S.E Hospital de Repelón - $125.059.405
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $6.745.240
E.S.E Hospital Local de Campo de La Cruz - $216.233.032
Ese Hospital Local de Malambo - $183.461.020
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $82.682
E.S.E Unidad Local de Salud de Suan - $6.156.250
Hospital Departamental de Sabanalarga - $191.181.569
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $2.176.469.473
Hospital Universitario Cari E.S.E - $1.171.734.681
-Caprecom EPS: Total $18.867.165.772
E.S.E Ceminsa - $3.538.812
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $1.821.326.229
E.S.E. Centro de Salud de Palmar de Varela - $115.395.547
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $19.063.664
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $29.435.970
E.S.E Centro de Salud Santa Lucía - $33.538.950
E.S.E Hospital de Baranoa - $212.858.955
E.S.E Hospital de Candelaria - $50.912.000
E.S.E Hospital de Ponedera - $7.580.198
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $-ND
E.S.E Hospital de Repelón - $62.303.879
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $218.909.498
E.S.E Hospital Local de Campo de la Cruz - $173.956.818
E.S.E Hospital Local de Luruaco - $18.964.869
E.S.E Hospital Local de Malambo - $378.849.899
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $1.197.014.070
E.S.E Hospital Municipal de Sabanagrande - $22.115.176
E.S.E Unidad Local de Salud de Suan - $8.981.814
Hospital Departamental de Sabanalarga - $1.147.223.962
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $1.508.327.139
Hospital Universitario Cari E.S.E - $11.836.868.323
-Cajacopi Atlántico Caja de Compensación Familiar: Total $6.747.625.643
E.S.E Ceminsa - $4.947.234
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $653.214.758
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $1.075.636
E.S.E Centro de Salud de Galapa. - $101.836.796
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $1.025.970
E.S.E Hospital de Baranoa - $6.392.484
E.S.E Hospital de Ponedera - $10.910.047
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $58.957.615
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $6.834.925
E.S.E Hospital Local de Campo de La Cruz - $1.377.527
E.S.E Hospital Local de Malambo - $108.214.434
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $1.561.244.075
Hospital Departamental de Sabanalarga - $47.789.971
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $180.440.234
Hospital Universitario Cari E.S.E - $4.003.363.937
-Comfacor Caja Comp Córdoba: Total $5.954.083.926
E.S.E Ceminsa - $1.819.852
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $646.619.965
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $56.460.695
E.S.E Centro de Salud de Galapa. - $1.813.687
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $535.376
E.S.E Hospital de Baranoa - $3.536.938
E.S.E Hospital de Candelaria - $56.333.000
E.S.E Hospital de Ponedera - $574.286.536
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $433.965
E.S.E Hospital de Repelón - $88.227.380
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $3.339.188
E.S.E Hospital Local de Campo de La Cruz - $365.800
E.S.E Hospital Local de Malambo - $77.988.439
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $45.170.450
Hospital Departamental De Sabanalarga - $315.421.957
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $984.464.402
Hospital Universitario Cari E.S.E - $3.055.015.810
Hospital Vera Judith Imitola Villanueva - $42.250.486
-Comparta cooperativa de salud comunitaria: Total $5.055.272.116
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $764.972.537
E.S.E. Centro de Salud de Palmar de Varela - $57.232.775
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $652.462
E.S.E Centro de Salud de Usiacurí - $843.100
E.S.E Centro de Salud Santa Lucía - $37.427.080
E.S.E Hospital de Baranoa - $4.340.304
E.S.E Hospital de Ponedera - $713.600
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $37.970.672
E.S.E Hospital de Repelón - $179.631.719
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $10.689.801
E.S.E Hospital Local de Campo de la Cruz - $217.995.913
E.S.E Hospital Local de Luruaco - $23.750.181
E.S.E Hospital Local de Malambo - $14.656.948
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $7.959.158
E.S.E Hospital Municipal de Sabanagrande - $4.846.786
E.S.E Unidad Local de Salud de Suan - $45.319.073
Hospital Departamental de Sabanalarga - $18.124.290
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $107.483.881
Hospital Universitario Cari E.S.E - $3.508.190.818
Hospital Vera Judith Imitola Villanueva - $12.471.018
-Coosalud ess cooperativa de salud y desarrollo integral zona sur oriental de Cartagena Ltda: Total $7.822.680.451
E.S.E Ceminsa - $2.056.400
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $1.563.879.862
E.S.E. Centro de Salud de Palmar de Varela - $2.296.148
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $2.354.224
E.S.E Centro de Salud de Galapa. - $18.823.676
E.S.E Centro de Salud Santa Lucía - $32.653.963
E.S.E Hospital de Baranoa - $12.537.573
E.S.E Hospital de Ponedera - $510.463.775
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $197.788
E.S.E Hospital Local de Campo de La Cruz - $101.457.484
Ese Hospital Local de Luruaco - $42.051.260
Ese Hospital Local de Malambo - $246.141.127
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $23.828.618
E.S.E Unidad Local de Salud de Suan - $49.270.578
Hospital Departamental de Sabanalarga - $664.921.057
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $450.921.203
Hospital Local de Manatí. E.S.E - $359.437.152
Hospital Universitario Cari E.S.E - $3.739.388.563
-Emdisalud ess empresa mutual para el desarrollo integral de la salud E.S.S.: Total $1.420.530.658
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $77.196.875
E.S.E. Centro de Salud de Polonuevo - $488.560
E.S.E Centro de Salud de Galapa. - $5.258.313
E.S.E Hospital de Baranoa - $1.389.774
E.S.E Hospital de Santo Tomás - $2.114.424
E.S.E Hospital Local de Malambo - $1.268.397
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $1.598.022
Hospital Departamental de Sabanalarga - $32.799.946
Hospital Dptal. Juan Domínguez Romero Soledad - $92.408.919
Hospital Universitario Cari E.S.E - $1.206.007.428
-Saludvida S.A. Eps: Total $7.555.964.971
E.S.E Ceminsa - $3.298.678
E.S.E Hospital Niño Jesús de Barranquilla - $795.695.533
E.S.E Centro de Salud de Tubará - $39.451.144
E.S.E Centro De Salud de Usiacurí - $1.847.718
E.S.E Hospital de Baranoa - $12.133.673
E.S.E Hospital de Ponedera - $340.864.661
E.S.E Hospital de Puerto Colombia - $3.747.280
E.S.E Hospital Materno Infantil de Soledad - $86.206.584
E.S.E Hospital Municipal de Sabanagrande - $2.109.689
Hospital Departamental de Sabanalarga - $949.257.303
Hospital Dptal. Juan Dominguez Romero Soledad - $108.059.447
Hospital Universitario Cari E.S.E - $5.213.293.261
Texto publicado en el diario EL HERALDO el 31 de marzo de 2014. Barranquilla, Colombia. 

Polémica por decreto que censura disfraces de Carnaval

La norma prohíbe la participación de “todo tipo de disfraces con alusiones vulgares o morbosas ,que atenten contra asuntos sagrados, autoridades y condiciones políticas”

Un curioso artículo contenido en el octavo capítulo del Decreto número 0045 –expedido por la Alcaldía Distrital el 16 de enero de 2013– y que es todavía desconocido por muchos, ha generado polémica entre algunos actores del Carnaval y las autoridades, pues prohíbe la participación en estas festividades de “todo tipo de disfraces con alusiones vulgares o morbosas y aquellas que atenten contra asuntos sagrados, la dignidad humana y el respeto por las autoridades”.
Para conocer cuáles serían las implicaciones de esta medida en la libertad de expresión de los carnavaleros, EL HERALDO consultó a expertos como el sociólogo Guillermo Mejía, quien explica que lo que caracteriza a los cuatro días de jolgorio es la autonomía de la que gozan los ciudadanos para manifestarse.
“La picaresca como parte de la cultura está enraizada en nuestro imaginario colectivo, como expresión de aquellas situaciones que se viven en la cotidianidad, donde lo fálico y lo sexual tiene unas identificaciones que son aprovechadas en festividades de arraigo popular como el Carnaval. Desde allí, destacamos lo que no se puede cambiar en la vida real”, argumenta Mejía.
Mientras que para el actor y director de teatro barranquillero Darío Moreu el Carnaval no puede estar mediado por la censura, lo que manifiesta el jefe de Inspecciones y Comisarías, Ricardo Cantillo, es que lo que se pretende es que haya más respeto por la tradición.
“Aquí cualquiera se puede disfrazar de lo que quiera, nosotros no estamos restringiendo nada. Una persona se puede disfrazar de monseñor, político o general de la policía, pero que lleve un letrero que diga que la institución es corrupta o que falte el respeto, eso no se puede permitir. Lo que no queremos es que se atente contra la dignidad humana”, sostiene Cantillo.
La interpretación de esta norma varía según el espectro desde el cual se analice, tal como lo argumenta el investigador de las costumbres de la Región Caribe Édgar Rey Sinning, para quien estas fiestas son un espacio que gana el pueblo para reivindicar su libertad.
“El Carnaval es el mundo al revés, es el desorden, el caos; pero que se regule es otra cosa. El uso indebido de disfraces para cometer actos vandálicos sí es condenable, porque si algo tiene esta fiesta es que es una propuesta de la sociedad a la paz”, dice Sinning.
El debate, acerca del respeto a la diferencia ideológica como principio de convivencia trae a la mente la imagen del controversial disfraz individual de Darío Moreu llamado ‘Sátiro alado’, que representaba a un personaje infernal con cuernos y un enorme miembro viril, que fue premiado con un Congo de Oro en el año 1998.
“Cualquier mofa o cosa erótica que se maneje hace parte de una simbología universal. Me parecen absurdas las medidas que limiten la libre expresión en el marco de lo carnavalesco, porque cualquier expresión puede ser vista como irrespetuosa. Deberían preocuparse por restringir otro tipo de cosas que aludan a agresiones, tanto a la violencia física como sexual, que se maneja en torno a la publicidad”, destaca Moreu.
En materia jurídica, la lectura de este artículo no dista mucho de la opinión de los sociólogos, pues de acuerdo con el abogado Fernando Borda, el hecho de que la prohibición consignada en dicho decreto no cuente con el respaldo de una sanción puntual, demuestra que carece de mérito legal.
“Me parece una tontería lo que han hecho con ese tipo de norma, que atenta contra la esencia misma del Carnaval y las libertades públicas. Lo dejaron como un mensaje abierto, no se atrevieron a establecer una sanción –no sé si fue por error técnico– pero me parece contrario al concepto de las fiestas que impongan una sanción a alguien que se esté burlando de las autoridades dentro de los cuatro días de fiesta, porque esa es la esencia de los carnavales en todas partes del mundo”, comenta Borda.
Ante la discusión de si son o no normas de orden que limitan las libertades, la directora de Carnaval S.A., Carla Celia, argumenta que este no es un tema fácil.
“Toda reglamentación que defienda el respeto a la dignidad humana será acatada por el Carnaval de Barranquilla”, puntualiza Celia. 
Las bromas propias de los eventos carnestoléndicos, los juegos de doble sentido y la oportunidad de reseñar entre chiste y chanza a los escándalos políticos, sociales y hasta sexuales de personajes de talla mundial serían controlados a través de este artículo, de acuerdo con lo expuesto por la secretaria de Gobierno, Josefa Cassiani.
“Todo aquello que exhiba un aspecto vulgar será expulsado de los eventos masivos, en el caso de estar participando. Necesitamos el acompañamiento de la comunidad, para que dé aviso a la Policía en caso de observar algún disfraz de esos. Vamos a estar con inspectores y comisarios en los eventos, tratando de hacer controles respectivos”, expresa Cassiani.
Pese a que el artículo 71 de la Constitución Política de Colombia señala que las expresiones artísticas son libres, los expertos coinciden en que estas manifestaciones pueden ser obscenas para unos, pero para otros no.
“Si llega a existir una actitud de parte de la autoridad local que pudiera estar contradiciendo cierta tradición obscena y sexual del Carnaval tendrían entonces que entrar a revisarse también los contenidos de las letanías como vivencia popular. Y, si vamos a tener en cuenta esas posibilidades de poder entrar y decomisar todo aquello que representa obscenidad, entonces esta fiesta está siendo abocada desde unos referentes de valores que la gente no va a aceptar; porque eso es una mascarada en la que durante cuatro días afloran los sentimientos que no pueden ser censurados”, concluye Mejía.
Texto publica en el diario EL HERALDO el 18 de febrero de 2014. Barranquilla, Colombia. 

La Costa se prepara para contener el impacto de ‘El Niño’

En los siete departamentos del Caribe las autoridades empezaron a intensificar las labores de dragado de los cuerpos de agua, los controles de consumo y los planes de reserva para evitar el desabastecimiento por la inminente escasez de lluvias


Donde antes había peces, hoy hay seis perros. Merodean entre el polvorín que por la sequía circunda en la Ciénaga de Mallorquín, en el Atlántico. A ellos todavía no se les asoman las costillas, como sucede desde hace un par de meses con buena parte de las cabezas de ganado en Sucre, donde los campesinos temen que con el impacto del fenómeno de El Niño las “vacas flacas” hayan llegado para nunca más irse.
Este árido panorama es el que se repite en los siete departamentos que conforman la región Caribe. Solo en el Atlántico, la inversión requerida por la empresa Triple A para evitar desabastecimiento en Barranquilla y otros 14 municipios fue de $2.100 millones, en la compra de un moderno equipo de dragado en 2013, para reforzar los trabajos de mantenimiento preventivo en la dársena del acueducto.
El peor temor de Sofanol Orellano, un pescador de 63 años nativo del corregimiento de La Playa, es justo ese, que si la temporada seca persiste en la Costa, como lo anunció el Ideam, el jadeo permanente de los animales que lo acompañan cada mañana a la orilla de ciénaga termine en un silencio obligado, cuando mueran de sed.
Hace varios meses que este veterano, con 40 años de experiencia en el oficio, no pesca. El volumen de los cardúmenes de róbalos, lisas y chivos que acostumbraba capturar con su atarraya ha disminuido tanto, que se hizo poco rentable la tarea de navegar en su canoa y ver el amanecer sobre las aguas.
“Antes salía y cogía hasta un tanque de camarón, hoy uno no recoge ni tres libras, y por cada una pagan $2.000”, dijo el pescador, que ahora se dedica a la siembra de mangles.
Como Orellano, son muchos  los pescadores en la región que por la falta de lluvia han tenido que dedicarse a otras actividades para poder sostener a sus familias y empapar de esperanza el panorama al que se enfrentan. Tal es el caso de la mayoría de los 98 miembros de la Asociación de Pescadores de La Playa, Asoplaya.
Las grietas, no solo invaden el terreno, sino los mangles secos. Son apenas una muestra de la erosión que provoca en el Caribe la falta de lluvia, lo que se repite en otros cuerpos de agua como el Lago del Cisne.
La presencia de El Niño incide en que el océano Atlántico y el Mar Caribe se enfríen más, y en esa medida esa disminución de la temperatura del agua da lugar a que no haya suficiente alimentación en esos sistemas y que por tanto se reduzca el índice de precipitaciones.
Pese a que la alerta emitida a finales de abril por el Ideam, advierte sobre el 68% de probabilidad de que el país sufra una fuerte sequía entre julio, agosto y septiembre por la inminente llegada del fenómeno de El Niño, aún hay dudas acerca de si el Caribe está preparado para enfrentar sus efectos.
Pronóstico. Este fenómeno se caracteriza por el aumento de la temperatura, lo que incide en el pronóstico de las precipitaciones. Según el jefe de Pronósticos y Alertas del Ideam, Cristian Euscátegui, esto no quiere decir que dejará de llover, sino que lloverá menos.
Para dimensionar el impacto que tendrá el fenómeno en los siete departamentos de la Costa hay que hablar de valores, y de acuerdo Euscátegui, la reducción de las lluvias en la región será del 40%, en comparación con lo que regularmente llueve en esa temporada.
Es decir, si el promedio de lluvias en el Atlántico y Magdalena es de entre 150 y 200 milímetros por mes, las precipitaciones solo llegarían a los 80 milímetros mensuales.
En el caso de Barranquilla, solo lloverá el 60% de lo que llueve normalmente, lo que equivale a entre 80 y 100 milímetros por mes, durante octubre, noviembre y diciembre, la temporada de mayor precipitaciones. Y, durante la temporada seca, julio, agosto, septiembre, 80 milímetros por mes.
Abastecimiento. En el Atlántico, los trabajos de prevención del riesgo que está realizando Triple A consisten en extraer el material que viene sobre las aguas del río Magdalena, que es la fuente de abastecimiento, lo que permite reducir la cantidad de sedimentos, asegurar la captación del agua , incluso frente a una reducción del caudal por ausencia de lluvias.
“El dragado es clave ante una eventual llegada del fenómeno de El Niño, porque garantiza el ingreso de los volúmenes requeridos de agua cruda, para bombearlos a las plantas de tratamiento y, abastecer sin inconvenientes a los usuarios”, señaló Ramón Hemer, gerente de Operaciones de Triple A.
Las autoridades estiman que el río Magdalena tiene un caudal aproximado de 7.200 metros cúbicos, por lo que es muy difícil que logre secarse, como sí ocurre con otros como el Guatapurí,cuyo caudal es de 11 metros cúbicos.
El nivel del Magdalena se reduce si no hay lluvias, pero no se agota; lo que para el caso de la captación en Barranquilla, genera seguridad en su disponibilidad como recurso hídrico.
Desde el punto de captación del Acueducto de Barranquilla se abastecen las viviendas, negocios, colegios y empresas clientes de Barranquilla, que son 266.190 ; en Soledad, 109.481; en Galapa, 7.318; en Tubará, 1.661 ; en Juan de Acosta, 3.288; en Usiacurí, 1.466; y en Piojó, 912; lo que  representa un total de 390.316 clientes afectados, en el caso de que Triple A no tuviera en marcha el plan de contingencia para afrontar los secos caprichos de El Niño.
En Puerto Colombia, son 9.641 clientes, y el agua la captan en la bocatoma Las Flores, cerca de la desembocadura del Magdalena. Mientras que la captación en Ponedera, a través de barcaza, cubre a este municipio, con 2.876; y a Sabanalarga, con 12.117, la de Sabanagrande -que es también con barcaza- cubre a esa población, con 5.018 clientes; Santo Tomás, con 4.573; Palmar de Varela, con 4.701; Baranoa, con 9.382; y Polonuevo, con 2.714.
Cuando se presentan épocas prolongadas de sequía, como la actual, la empresa intensifica el dragado y desplaza las barcazas a puntos de mayor profundidad dentro del río, para mejorar la captación del agua cruda.
Dos veces por día, Triple A mide el nivel del río, revisa el comportamiento de lluvias y nivel del caudal en su recorrido por todo el país.
Consumo. En promedio, una familia barranquillera está conformada por 4.3 personas y los registros de consumo de agua potable oscilan en 16 metros cúbicos por mes, es decir, que al día una familia puede necesitar 0.53 metros cúbicos de agua potable para suplir sus necesidades, tales como preparación de alimentos e higiene básica.
De acuerdo con los cálculos del acueducto local, una persona al día requiere de unos 124 litros para atender sus necesidades básicas, según lo que el consumo de la ciudad podría estar por el orden de los 166 mil metros cúbicos de agua potable al mes.
Cuidado. Para el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, esta advertencia no solo debe darse con ocasión de la temporada seca que se avecina.
“El llamado a controlar el consumo de agua es a todos los usuarios del recurso hídrico, no solo a los ciudadanos frente al servicio de acueducto; sino a los agricultores, ganaderos e industriales para que ayuden a conservar las fuentes”, dijo Henao.
El funcionario recordó que las empresas prestadoras de acueducto deben adoptar medidas para mejorar los sistemas, con las inversiones necesarias para afrontar el fenómeno. Asimismo, los usuarios deben disminuir sus consumos y evitar fugas en los aparatos haciendo los arreglos correspondientes.
Las autoridades ambientales son las responsables de fortalecer la protección de las cuencas, lo que implica reforestar y controlar la contaminación, como ocurre en la Ciénaga de Mallorquín, donde la CRA adelanta un proceso de dragado desde el 18 de diciembre de 2013, como parte del proyecto de Recuperación Hídrica de los caños Auyama, Arriba, Mercado y Ciénaga de Mallorquín, licitación -por valor de $37 mil millones-  fue otorgada a la Unión Temporal Recuperación Hídrica, cuyo representante legal es José Francisco Fiorillo Sarmiento.
Efectos. El mayor efecto que podría originar la reducción de los niveles del río Magdalena es la llegada del fenómeno de la “cuña marina” al municipio de Puerto de Colombia, por la cercanía de la bocatoma Las Flores con el Mar Caribe.
El fenómeno, consiste en la entrada de agua del mar al río y sucede en zonas de contacto entre el agua dulce y el agua salina. Si hay una alteración del sistema, como por ejemplo una disminución del caudal del río como pasa durante la sequía, esta agua de mar se traslada al interior del río, penetrando el agua marina debajo del agua dulce.
Como medida de contingencia, Triple A realiza mezclas del agua producida en la planta de Puerto Colombia con el agua del Acueducto de Barranquilla.
Sanciones. La estrategia de control de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, CRA, es la de aplicar la resolución N°493 de 2010, que busca desincentivar los consumos máximos de cada usuario y establecer las tarifas para aquellos que sobrepasen los niveles fijados.
Dicha resolución, sólo será activada en el momento en que el Ideam determine que es estrictamente necesario, y regirá solo en las zonas en donde esta entidad defina como de mayor vulnerabilidad, entre ellas está la Costa.
La sanción la aplicarán teniendo en cuenta los metros sobre el nivel del mar en los que se encuentra la población y los metros cúbicos de agua consumidos por cada hogar, sin importar cuántos usuarios vivan allí.
El promedio mensual de consumo en las poblaciones del Caribe –que están a menos de mil metros bajo el nivel del mar– es de 17,5 metros cúbicos, por lo que la autoridad considera consumo excesivo a los hogares que superen los 35 metros cúbicos.
Cada metro cúbico por encima de ese valor lo cobrarán al doble del costo de referencia, que para Barranquilla (en el estrato más alto, seis) es de $2.905 por metro cúbico de agua antes de aplicarle contribuciones.
Sobre adónde irá el dinero recaudado por sanciones, el ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, argumentó que todo lo recaudado será destinado a la protección, reforestación y conservación de las cuencas hidrográficas abastecedoras de acueductos municipales y a campañas que incentiven el uso eficiente del agua, de conformidad con el Decreto 4317 de 2004.
Ahorro de agua
Las recomendaciones del Viceministerio de Agua y Saneamiento Básico son: examinar las llaves de agua, cañerías y tuberías de los exteriores por si tienen fugas, regar los jardines en la noche solo una vez por semana, usar un vaso con agua para cepillarse los dientes, instalar sanitarios de bajo consumo, revisar los empaques de las llaves al menos 2 veces por año, y evitar el uso de mangueras de agua.
Texto publicado en el diario EL HERALDO el 18 de mayo de 2014. Barranquilla, Colombia. 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Recuperadores, los ‘negociantes’ de los daños


Estos padres de familia son expertos en el ‘arte’ de remendar y hacen parte del 53,65% de hombres con empleo informal en Barranquilla y el área metropolitana


Escondidos en puntos apartados de Barranquilla o en medio del tumulto del mercado. Allí, donde el dinero escasea y la primera opción nunca es desechar, se encuentran estos cuatro ‘rescatistas’ de elementos comunes.
Son salvavidas empíricos que le apuestan a la filosofía de la reutilización. Aunque saben poco de ecología, remiendan, componen o “emparapetan” sombrillas, trasmallos, llantas y gafas, todo con el fin de sacar de apuros a sus clientes a cambio de unos pocos pesos.
Son cabezas de familia, hacen malabares para estirar el presupuesto y forman parte de las altas tasas locales de subempleo. Según el estudio sobre Dinámicas del mercado laboral en Barranquilla y su área metropolitana, realizado por Fundesarrollo y Barranquilla Cómo Vamos, el 53,65% de hombres en la ciudad no tiene empleo formal y en la misma situación está el 56,04% de las mujeres.
Este diario muestra hoy cuatro casos de estas personas que se ganan la vida ‘resucitando’ todo tipo de objetos que para muchos se vuelven desechos, haciendo uso de rudimentarias, pero efectivas técnicas de reparación. 
Martín Caballero, un tejedor de trasmallos 

El nudo ‘moreno’ es su especialidad. Sus 59 años los ha vivido entre el río y el mar, tejiendo trasmallos y pescando. Tanto a él como a sus hijos los conocen como los ‘mojarros’, en Las Flores, donde tienen su casa de tablas al pie de Puerto Mocho, pues eran los que más capturaban este tipo de peces.
Su nombre es Martín Caballero Mariano, y reparando redes de pesca sacó adelante a su familia. Su única herramienta es una aguja de tejer que hizo artesanalmente, con pedazos de plástico sujetos con cinta adhesiva. El nailon no le falta. Una vez al mes recorre el centro de Barranquilla para comprar docenas de rollos y no quedar sin reservas por si le salen “trabajitos extra”. Asegura que la diferencia entre los trasmallos es su calado, el tamaño de la malla.
“Para coger corvina la propia es la de tres pulgadas, y para pescao grande, como el jurel, la de ocho pulgadas”. El arreglo del más pequeño puede llevarle una semana y el de los más extensos hasta un mes. Los más usados en Bocas de Ceniza superan las cuarenta brazas, cerca de 60 metros de largo,y la elaboración de nudo por nudo resulta tediosa. Para evitar que se enreden, los cuelga sobre los árboles con ayuda de clavos de acero. Tiene cuatro hijos.
Reposa poco, solo a las 5 de la tarde, su hora de dormir. Para él, las causas de ruptura de las redes son la basura, los troncos y el choque de los peces grandes tratando de comerse a los pequeños que quedaron atrapados. Por una “compostura” de 15 días, como le llama a su tarea, cobra alrededor de $400 mil.
“Hay gente viva que no quiere pagar y acuerda por menos de la mitad. Normalmente son $40 mil por día, y para que no les salga tan caro le dan a uno solo $200 mil”, señala el hombre que con pecho descubierto disfruta de la brisa costera mientras remienda cada hueco del trasmallo. 
Jesús Iglesias, al rescate de las sombrillas

Todas tienen arreglo. No hay varilla partida, mango fisurado o forro roto que Jesús Antonio Iglesias, conocido en el sector de El Boliche como el ‘rescatista de sombrillas’, no pueda reparar. A su pequeño ‘quirófano’, ubicado en la calle 29 con carrera 21B, llegan a diario mujeres –especialmente– que cuidan estos elementos como tesoros invaluables y que buscan en las manos de Iglesias la solución para que el paso del tiempo no logre cerrarlos.
Para él no hay temporada mala. “Si llueve los usan y si hace sol también”, sostiene este barranquillero de 59 años que desde hace tres décadas se dedica a este peculiar oficio, a cambio de entre mil y cuatro mil pesos por servicio, dependiendo del daño que atienda. Por su rapidez lo apodan el ‘Chunchinchán’, porque en par patadas es capaz de entregarlos como nuevos.
Sin embargo, cuando la avería es grave y el armazón está completamente partido, puede tardar hasta tres horas dedicado a un solo ‘paciente’. Comienza su labor a las 8 a.m., luego de pasar cerca de 35 minutos a bordo de un bus de Coolitoral que lo lleva desde su casa, en el barrio Los Olivos, al mercado. No tiene sueldo fijo. Tiene seis hijos.
El día que le va, como él dice, igual que los perros en misa, regresa con $10 mil en sus bolsillos. Sus clientes fieles son los rematadores de mercancía, que le llevan sombrillas en cantidad. “El mes pasado me trajeron 150. Esos los arreglo a $500 o a $1.000, depende de cómo estén. Lo más dañados los cobro a $4 mil”, dijo. Cose con evidente destreza. Teje con hilos de una resistencia de 100 libras, para que su trabajo dure, y afirma que las sombrillas no tienen la calidad de antes.
“Ahora las varillas las hacen de pura latica”, remata Jesús, que aprendió esta labor con la guía de Miguel Guadrón. “Lo veía, él los arreglaba aquí, en este puesto. Cuando se enfermó, la gente seguía viniendo y yo los empecé a recibir”.
Édgar Mendoza y las llantas de las mulas

Es un Hércules criollo. Levanta al menos seis llantas de tractomula en cada jornada y las empuja hasta Nueva Vida, su taller, ubicado a un costado de la vía Oriental, que comunica Barranquilla con Ciénaga, a la altura del kilómetro dos, después del puente Pumarejo. Allí, es reconocido por ser el ‘ángel’ nocturno de los conductores.
Nació en Plato, Magdalena, tiene 42 años y hace 14 pone parches a las llantas dañadas, con la ayuda de tres trabajadores más, las 24 horas. Con una pistola neumática y mangueras de aire repara daños provocados por la incrustación de puntillas o varillas. “Las de las mulas no tienen neumático, por eso hay que reparcharlas con retazos”, explica.
Por el arreglo más sencillo, el de una moto que llegue con la llanta desinflada, cobra $3 mil, pero hay daños que van hasta los $150 mil. “Cuando quedan algunos varados en la carretera, salgo a auxiliarlos”, comenta el hombre que vive a dos cuadras de la troncal. Pasa más tiempo en la llantería que en su casa. Se casó dos veces. Tiene 10 hijos. Aprendió este oficio de su hermano, que tenía un negocio similar.
“Por curiosidad me la pasaba mirando cómo reparaban las más grandes”, dice. Cargadores, montacargas y mulas son los que más lo visitan. Su apariencia es ruda. Sus manos permanecen cubiertas de polvo y grasa. Sin alas y con gatos hidráulicos alcanza la meta en el menor tiempo, tapar los orificios y poner a rodar de nuevo a los vehículos. 
Especialidad: poner tornillos de gafas

El día que un oficial de Policía lo llevó hasta la estación de la Cervecería Águila y lo retuvo durante varias horas, acusándolo de no querer entregarle sus gafas, Rafael Hoyos Trespalacios entendió que dedicarse a reparar lentes en el Centro de Barranquilla también tiene su riesgo. A este dicharachero amante de la música de la Sonora Matancera, que nació en Altos del Rosario, Bolívar, lo conocen como el Negro.
Hace 37 años resuelve los afanes de quienes pierden el tornillo que sujeta las ‘patas’ a la montura de sus lentes, o de los que por descuido les arrancaron la nariguera. Dicen que en ese sector no hay nadie mejor que él. Sus clientes reconocen que es todo un experto. Tiene un hijo. Todavía recuerda la primera vez que reparó una gafas. “Fue el 19 de noviembre de 1977.
Al principio fue un poquito duro, a veces partía los vidrios y me tocaba comprar unas gafas nuevas para reponerlos”, dice. Vive en el barrio Costa Hermosa, en la carrera 44 con calle 27. Llega a su puesto a las 6 de la mañana. No tiene necesidad de hacerlo, pero ya es costumbre. Los sábados de Carnaval trabaja hasta el mediodía, luego de eso suspende sus labores para entregarse a la fiesta.
En su oficio usa pinzas, biseladora, máquina de soldar y destornilladores. Hace diez años cobraba $50 por el cambio de un tornillo, hoy cobra mil. Sus vecinos nunca lo han visto enojado. Con una carcajada revela el secreto de su entusiasmo, un ‘tronco’ de desayuno, puro “pescao frito con yuca”. 
Texto publicado en el diario EL HERALDO el 22 de junio de 2014. Barranquilla, Colombia. 

Leonardo Prías no oye ni ve, pero enseña a tejer a los niños


Este instructor de artes manuales barranquillero hace parte del 2.3% de la población discapacitada a nivel nacional, pero la sordoceguera que padece no ha sido impedimento para alcanzar sus metas


No ve, no escucha y tampoco habla. Casi no recuerda qué es el sonido y la luz le duró muy poco. Un accidente clínico le arrebató la audición cuando tenía tres meses y privó a María Teresa de la posibilidad de escucharlo alguna vez decirle mamá.
Solo durante 9 de sus 42 años logró observar el mundo con claridad. Antes de cumplir los 12 una enfermedad ocular degenerativa quemó sus retinas, opacó los pigmentos que teñían su historia con algo de color.
Con el paso del tiempo, su vida fue perdiendo luz, pero no sentido. A pesar de no gozar de la libertad de poder desplazarse sin tropezar, sabe moverse como pez en el agua. Ha sido ganador de medallas de plata y bronce como el único sordociego en participar en la modalidad de natación, en la primera y cuarta edición de los Juegos Paraolímpicos Carlos Lleras Restrepo, en el 2004 y 2012, en Bogotá.
Se llama Leonardo Andrés. Es instructor de artes manuales de las casas distritales de cultura de Barranquilla, y trabaja con grupos infantiles y juveniles de sectores vulnerables como Las Flores y La Pradera, hasta donde lleva su mensaje de superación. Sus aprendices lo llaman el “profe Leo”.
Un par de lentes de delgada montura negra y vidrios cristalinos, protegen sus ojos ya marchitos del arenal de las calles que rodean a la casona roja en la que una vez por semana dicta sus clases de tejido a dos agujas, en la calle 108 con carrera 81.
Parpadea tanto como cualquier persona. No se resigna a andar por ahí con los ojos cerrados, pues conserva intacta la ilusión de recuperar su vista algún día, aunque eso sea médicamente imposible a raíz de la gravedad de la retinitis pigmentosa que padece.
Actúa natural. Desde algunos metros de distancia su discapacidad es imperceptible. Con las 11 niñas y una madre de familia a las que está enseñando a tejer en Las Flores, se comunica a través de un lenguaje dactilológico, trasmitiéndoles información con el movimiento de sus dedos sobre las palmas de las manos.
Ellas se sientan frente a él. Observan su técnica, mientras que paso a paso se detiene a explicar con señas cada puntada. No saben cómo, pero todas le entienden y, además, le acercan sus proyectos para que los revise.
Hay docenas de agujas de tejer y madejas de lana de colores pastel sobre el mesón de madera del segundo piso. La gente entra y sale de la sede comunitaria cultural, uno que otro se detiene a admirar la peculiar destreza con la que Leo entrelaza las hebras y da forma a curiosas figuras de gatos y gallinas, sus animales favoritos.
Una sonrisa tímida lo acompaña siempre. Es barranquillero y nació en febrero, mes de carnaval. Aparentemente vino al mundo sin ninguna discapacidad. Por una otitis, le mandaron garamicina y por equivocación, ni la persona que la compró, ni el farmaceuta o la enfermera que le puso la inyección se percataron de que era una dosis para adulto siendo él todavía un bebé, a partir de ese momento quedó sordo. Absorbió el potente ototóxico, usado para el control de infecciones auditivas, según contó su madre.
“Me preguntaban que si denuncié a alguna esas personas, que si estaban en la cárcel, y yo les decía que si con eso pudiera devolverle la audición a mi hijo lo hubiese hecho”, asegura la madre de Leo.
Su caso es solo uno de los miles que motivaron la Declaración de las necesidades básicas de las personas sordociegas, que tuvo lugar en Estocolmo en el año 1989 y que dio origen a la proclamación del Día Internacional de la Sordoceguera, que es celebrado todos los 27 de junio desde 1990.
Una de las figuras más populares a nivel mundial que demostró que esta limitación, que combina deficiencias tanto visuales como auditivas, no es impedimento para alcanzar las metas, fue la escritora estadounidense Helen Keller, reconocida por la lucha por los derechos de esta población, que abanderó desde la publicación de su primer libro, titulado ‘La historia de mi vida’, en el que relató cómo vivía un sordociego a comienzos de 1900.
A nivel nacional hay 1.062.917 discapacitados de todo tipo, cifra que representa el 2,3% de la población colombiana proyectada a 2013 por el Dane. El censo indica que son cerca de 30.000 los hombres con discapacidad en el rango de edad de Leonardo, que va de los 40 a los 44 años. Sin embargo, la mayor parte tiene más de 55 años, y está conformada por aproximadamente 95.000 mujeres de 80 años o más.
Leonardo está vinculado a la Corporación Acción por el Atlántico, Actuar, Famiempresas, y gracias a la calidad de sus trabajos artesanales ha sido apoyado por fundaciones como la de la empresa Gases del Caribe, en la participación de ferias que le han permitido dar a conocer sus destrezas.
Por primera vez Barranquilla fue sede este año del Encuentro Regional de la Comunidad Sorda, organizado por el Instituto Nacional para Sordos, Insor; y la Federación Nacional de Sordos de Colombia, Fenascol, que se cumplió entre el 26 y el 27 de junio pasado en las instalaciones de la Universidad del Atlántico.
El evento, reunió a delegados de la población sorda de los departamentos de Cesar, Córdoba, Guajira, Magdalena, Sucre, Bolívar y Atlántico, que desarrollaron talleres y plenarias sobre participación y política pública de discapacidad.
Pese a que a en materia de infraestructura aún falta mucho para que discapacitados como Leo puedan movilizarse sin inconvenientes por la ciudad, dentro del plan distrital de inclusión a la vida laboral para este tipo de personas, están proyectos como el que le permitió ser vinculado como docente.
Él no solo teje gorros, individuales o carteras. Teje esperanzas en cada hora que dedica a la enseñanza. Enlaza sueños y demuestra aunque vive entre sombras, la luz lo acompaña,en todo sentido.
Texto publicado en el diario  EL HERALDO el 1o. de julio de 2014. Barranquilla, Colombia.

Tras el negocio del maquillaje de llantas en Barranquilla

Pese al peligro de reutilizar neumáticos, el mercado de compra y venta de segunda mano se extiende en Barranquilla

Jorge Henríquez maquilla a sus “niñas” con las manos sucias de grasa. Algunos critican su oficio. Lo tildan de ilegal y arriesgado, pero él lo defiende a capa y espada. En su local de paredes grises, en la calle 42 con carrera 22, hay unas 500 llantas. Algunas se las compra a recicladores y la mayoría las recibe de los conductores que buscan recuperar algo de dinero.
Varias torres de neumáticos se alzan en el cuarto oscuro en el que huele a caucho quemado. En el piso hay tiras de goma negra.
El proceso empieza cuando el punzón de acero de su pistola eléctrica está hirviendo. Sus manos no tiemblan. Tiene un pulso preciso. Recorre cada rueda centímetro a centímetro. La acaricia para limpiar los surcos. Sopla para quitar el exceso de polvo. Tras 20 minutos de corte luce como nueva.
Este técnico de reenchauche dice que en Barranquilla las llantas son como los gatos y las mujeres. “Tienen varias vidas y pintadas se ven mejor”. Cuando están listas prepara la base del “maquillaje”. Mezcla medio kilo de colanyl negro (pigmento concentrado) con un poco de acronal (resina acrílica) y agua. En eso gasta $20.000. El menjurje le dura 15 días y le alcanza para pintar “un montón”.
Sumerge el cepillo de una escoba vieja dentro del galón cortado en el que echa la pintura. Restriega las cerdas empapadas contra la superficie de las llanta y deja que se escurra la primera capa. Las acomoda en la terraza para que se sequen. Si les queda bien el acabado no les da “otra mano”. Las brilla con un trapito mojado. “Todo entra por los ojos”, por eso las “pule bien”.
En promedio gana cerca de $35.000 por día. Sus mejores clientes son los conductores de taxis y busetas, pero los que más le compran llantas de repuesto son los que tienen carro particular.
En el mercado de autopartes de segunda no manejan precios fijos. Todo depende del “marrano”, confiesa. Una llanta tipo R13, la referencia más popular, (la de los taxis zapatico) puede costar hasta $30.000, mientras que en un centro autorizado no la consiguen por menos de $150.000.
Pese a que el reciclaje de neumáticos es calificado como una actividad ecológica, los usuarios reconocen que al comprarlos ponen en riesgo su vida. El desgaste de la banda de rodamiento expone la capa de alambres de hierro y aumenta las probabilidades de que estalle.
ahorro y seguridad. Paola Guzmán no titubea a la hora de ahorrarse unos pesos. El jueves por la tarde una de las llantas delanteras de su carro estalló tras tropezar con un separador en la carrera 46, cerca a una estación del Transmetro. La de repuesto no estaba en buen estado. Su mecánico la llevó a la calle Murillo con carrera 52. Por $30.000 reemplazó la que perdió en el incidente. Encontró la solución en el local de paredes amarillas por el que Álvaro Jiménez paga mensualmente $1.100.000 de arriendo.
“En otro carro ya había usado unas de segunda y me fue bien. Sé que esto no es recomendable, es la verdad, pero  sirve para salir de apuros”.
EL TLC.
Jiménez domina el negocio. Asegura que las que están muy lisas se las regala a los carretilleros o se las remata a los ganaderos que las usan en sus fincas para poner el alimento de las vacas.
“El que no tiene para una nueva viene acá, porque no van a dejar el carro arrumado por no tener suficiente plata. Ahora están robándose las de repuesto que van colgadas en las camionetas y con el TLC están llegando muy baratas, pero la gente nos compra porque los precios son más bajos”.
Sostiene que su trabajo no es ilegal. Que está registrado en la Cámara de Comercio y que cuenta con el debido derecho de uso de suelo.
“Los que tienen carros nuevos y quieren cambiar los rines me las dan casi enteras como parte de pago. Si las compro en $30.000 las vendo en $45.000, me gano $15.000. Aquí las pinto con vinilo. Las que están muy lisas las recoge la Triple A. El cliente sabe lo que viene a comprar. Cuando las ven muy lisas no las llevan. Esto lo hago con satisfacción porque me ha permitido educar a mis tres hijos”.
Tiene una máquina montadora de llantas, con ella el proceso es más sencillo. Su negocio no lo visita cualquiera. Los de camionetas más modernas le llevan para vender. Son “gente del norte”. Dice que solo les compra las que no estén rotas. Mide la profundidad del labrado, que no debe ser inferior a los  cinco milímetros, porque ahí es donde está la fuerza de la llanta para que no se deslice cuando está en carretera.
Garantía.
En la calle 56 con carrera 43 está uno de los más populares del norte, El Yor. Allí trabaja Jorge Castro, que manifiesta que “ahora hay mucha llanta china” y que eso ha bajado un las ventas. Un cliente de camisa marrón llega a cotizar dos R13 para su Renault. Prefiere no dar su nombre. Pregunta por la garantía. No recibe respuesta. Decide marcharse.
El más reciente informe de la Red Interllantas, la primera cadena colombiana de distribución de llantas, señala que no es el contrabando lo que más afecta al sector sino las fluctuaciones del dólar, ya que más del 95% de las llantas que se venden en el país son importadas.
Vida útil. Para Jimy Jiménez, técnico de un centro de servicios, en la calle 17 entre carreras 12 y 13, dice que al momento de comprar una es importante revisar su fecha de fabricación, que debe estar estampada en el costado, y que la vida útil se reconoce por su límite de desgaste. Que para un carro particular de poco kilometraje diario pueden durar dos años, en comparación con las de un vehículo de servicio público, que apenas duran unos siete meses.
“Aquí les sacan mucho el jugo, eso es peligroso porque si están vencidas los alambres se pudren y estallan, entonces el conductor pierde el control del carro. Adentro llevan una carcasa de acero, (ver infografía)antes eran de nailon. Traen unos punticos que son los límites de kilometraje, cuando ya llegan a esa fase indican que hay que cambiarlas”.
Sanciones. Estos son considerados desechos contaminantes que tras ser abandonados en las calles y se convierten en nidos de mosquitos. La Resolución 1457 de 2010 establece que es obligación del usuario entregar las llantas usadas en los puntos establecidos por los productores, y que si viola las disposiciones puede enfrentarse a las sanciones pecuniarias de la Ley 1333 de 2009, que pueden llegar a los cierres de establecimientos o multas diarias de hasta 5.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
En esta cadena de compra y venta el último eslabón es el pasajero, que va sobre ruedas sin saber qué “vida” de la llanta le tocó quemar. 
Texto publicado en el diario EL HERALDO el 23 de agosto de 2014. Barranquilla, Colombia.