domingo, 19 de octubre de 2014

El funeral de los 11 indígenas wiwas será con ataúdes

 Durante cuatro días esperaron la caída de otro rayo que “recogiera” a los muertos. Los rituales de despedida han sido bajo la lluvia.


Santa Marta. Los indígenas wiwas no están acostumbrados a usar ataúdes en los sepelios, no hace parte de sus tradiciones. No comparten la idea de “encerrar” los cuerpos dentro de cajones de madera, prefieren entregarlos a la naturaleza envueltos en telas blancas para que vuelvan a mezclarse con la tierra.
Pero como no ha llegado el rayo que desde hace cuatro días esperan que “recoja” a los 11 hermanos que murieron el pasado lunes en una maloka de Kemakumake, el mamo Ramón Gil Barros pidió ayer ataúdes y apoyo al Gobierno para despedirlos. Los cuerpos están descomponiéndose. Las autoridades del cabildo no permiten que nadie los toque y restringieron el acceso a la zona.
Dicen que ellos son parte de la Sierra Nevada, tanto como los árboles y los animales, y que cuando un miembro del resguardo muere a causa de un fenómeno natural es sepultado en el lugar de los hechos.
Lorenzo Gil Gil, líder wiwa y estudiante de tercer semestre de sociología de la Universidad Externado de Colombia, explica que cuando la naturaleza “selecciona” a un indígena deben dejar que se lo “lleve”; que si alguno se ahoga en el río Guachaca lo sepultan en la orilla de la cuenca, y si muere en un derrumbe, como el del martes, deben enterrarlo allí.
A las siete de la mañana de ayer comenzó el traslado de los 11 ataúdes hasta Kemakumake, en un helicóptero de la Policía Nacional. Los compró la Alcaldía de Santa Marta, la inversión fue de $6.000.000, según el reporte oficial.


Es tanto el temor de la comunidad por  las tormentas de los últimos dos días en la zona montañosa de la cuenca del río Guachaca, que los 14 indígenas que viajaron el miércoles desde Valledupar para participar en los rituales de despedida tuvieron que devolverse en un helicóptero de la Policía para evitar accidentes.
El gobernador del cabildo wiwa, Víctor Loperena, asegura que los cuerpos fueron ubicados desde el miércoles por la mañana junto a la maloka en la que ocurrió la tragedia, y que permanecen cubiertos con telas blancas. Los líderes marcarán los ataúdes para poder identificar los cuerpos, entre los cuales están los de cuatro mamos.
Miembros del resguardo como Lorenzo Malo Barros, de 23 años, dicen que aunque el uso de los ataúdes va en contra de sus tradiciones, la situación lo amerita, ya que no han recibido una “respuesta” de la naturaleza.

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